Todos sabemos que muy pocos
emprendimientos llegan a sobrevivir o alcanzar el éxito que se plantearon
lograr en sus inicios. ¿No crees que haya algo extraño en todo esto?
Si 8 de cada 10 empresas fracasan
antes de cumplir los 5 años y el 90% de las Pymes no sobreviven los 10 años, es
muy evidente que algo estamos haciendo mal o estamos dejando de hacer.
Existen muchos cursos, talleres,
charlas y variados tipos de ayuda para quienes desean emprender, pero las estadísticas
siguen engrosando las listas de las empresas que fracasan año tras año con los
mismos números.
¿Te has preguntado cuál es la
raíz de todo esto y por qué se hace tan difícil evitarlo?
Si buscas las razones por las
cuales los emprendimientos fallan, te volverás loco con una larga lista de
variadas explicaciones que justifican esta realidad. El proceso está tan
estudiado que hasta existe un nombre para este fenómeno denominado: “El valle
de la muerte”.
Se asume que todos los
emprendimientos tendrán que pasar por este tipo de proceso sí o sí. Sin
embargo, algo nos falta por aprender porque toda esta información no ha
cambiado nuestros resultados y el tema se generaliza a nivel mundial.
Mi experiencia personal me ha
mostrado que estas razones son mucho más profundas que las que encontramos
normalmente en cualquier parte. Observo que las verdaderas causas de nuestros
fallos a la hora de emprender se deben a que estamos lidiando con ideas muy superficiales
y algo peor aún, ideas erróneas.
Las verdaderas causas se alojan
mucho más allá de lo que observamos con nuestros ojos físicos. Se encuentran en
las profundidades del ser, en ese terreno donde las cosas son creadas, en una dimensión
invisible donde solo podemos entrar de manera personal. Esto quiere decir que se trata de recorrer un
camino interno donde se pueden ir derribando las falsas creencias que nos dejan
a la deriva.
Esto es más fácil de hacer de lo
que puedas imaginar. Tengo la evidencia en mi propio proceso, donde, sin tener los
conocimientos, los recursos, el tiempo y los modelos, pude emprender rápida y
exitosamente de una manera que nunca antes pude imaginar. Se trata de iniciar
un proceso de análisis de tus ideas de manera más consciente, de tal forma de
ir abriéndote paso entre la nube de información errónea que se alberga en tu
mente y que abunda por todos lados.
Aquí te doy un ejemplo de ideas superficiales
que en vez de ayudarte, pueden llegar a hundir tu emprendimiento. Espero
sinceramente que te ayude si deseas emprender o mejorar los resultados si ya lo
has hecho. Iniciemos con el análisis de una idea de negocio.
Idea de negocio: En primer lugar, observo que un emprendimiento
tendría que estar sostenido sobre una energía sólida que se relaciona más con
la expresión de nuestros propios dones, talentos y habilidades, que en el
análisis de viabilidad. La viabilidad está analizada por personas y por lo tanto
queda sujeta a los criterios de esas personas y limitada a sus creencias personales. En cambio, la dotación de nuestras habilidades
obedece a un orden superior que no tiene errores y por lo tanto, estaremos
seguros que los productos o servicios ofrecidos, nunca tendrán una posibilidad
de ser inadecuados.
Los grandes inventores no hubieran podido realizar sus creaciones si
hubieran confiado sus ideas a un análisis de viabilidad de otras personas.
Ellos simplemente tenían una imagen mental de algo que les apasionaba y que deseaban
ardientemente llevarlo a la realidad física. Existía en ellos una convicción tan
grande, con una fuerza y una energía suficiente como para sortear todo tipo de
inconveniente que pudiera atravesarse en su camino, incluyendo a las personas
que nunca dieron viabilidad a sus ideas.
De esta manera no existiría el
robo de ideas, porque cada cual tendría acceso a su propia fábrica interna de
acuerdo a sus dones, talentos y habilidades únicos.
Si conectas con tus dones,
talentos y habilidades, no tendrías necesidad de iniciar la búsqueda de un servicio
o producto, sabrías desde el principio exactamente lo que deseas hacer. Tu única
función seria mirar dentro de ti para conectar con todos tus recursos internos.
No tendrías que entrar a realizar
análisis de competencia o valor agregado, porque el solo hecho de ofrecer tu
producto o servicio con toda tu convicción, sería suficiente como para encantar
a tus clientes. Recuerda que cuando hacemos algo que amamos hacer, se nota y
los clientes lo perciben y valoran. Todo el mundo prefiere un servicio donde se
advierte este tipo de energía.
La idea de negocio no puede estar
sustentada en lo que los demás esperan, o sea, no tendrías que postergar tu legítima
expresión personal solo para cubrir una necesidad del mercado. Tiene que
proyectarse desde tu interior y dirigirla hacia aquellas personas que conecten
con ella. Solo así tendrá la energía suficiente como para expandirse. Cuando te
centras en hacer lo que los demás dicen que tienes que hacer, te cansarás, te aburrirás
y te desgastarás en vez de nutrirte. Al
realizar lo que amas hacer te energizas cada día más, te sientes feliz y
realizado.
Tampoco tienes que preocuparte si
tienes los recursos en este momento. La vida se confabulará para que los
recursos aparezcan de una manera que te sorprenderás. Solo sostiene tu sueño y
el resto aparecerá por añadidura. Lo sé porque mi sueño requería de una fuerte inversión
económica, la que apareció en el momento preciso.
Y espera, aún hay más que tengo
que decir. Tu idea no necesita nacer de un sentimiento de urgencia o de
escasez. Ese motor es el peor motor que puedas elegir para tu emprendimiento. Existe
un motor mucho más poderoso que consiste en la dicha de realizar aquello que
vibra en tu interior. La ejecución de tu ideal generará las utilidades
monetarias como una consecuencia natural, o sea, el dinero llegará por
añadidura.
No necesitas preocuparte por cómo
se hará tu proyecto. Debido a que somos los proyectores de nuestra realidad, no
puedes dejarte llevar por lo que ves a fuera. Allá a fuera solo refleja lo que
estas decidiendo dentro de ti. Si decides en tu interior que tu sueño, idea o
proyecto se va a realizar, nada ni nadie podrá impedirlo.
Pregúntate: ¿Quién puede filtrar
tu idea de negocio más que tú mismo? El gran mensaje que te quiero entregar en
estas palabras es que tu idea de negocio tienes que encontrarla dentro de ti. Si
nace de tu interior más auténtico, será un éxito aunque todos los análisis digan
lo contrario.
En el siguiente artículo vamos a
analizar los principios superiores del Plan de Negocio y otros.
Patricia González
Coach de Vida y de Finanzas