sábado, 31 de marzo de 2012

Estas capacitado para crear tu prosperidad


Lo creamos o no, siempre estamos capacitados para crear nuestra prosperidad. Dentro de nosotros existe todo el  potencial y podemos considerarlo, dudar que así sea o dejar de considerarlo.

Aquel que no considera sus capacidades para crear su sustento en niveles aceptables buscará sin encontrarlo jamás. El que las considere trabajará libremente con sus creencias limitantes. Aquel que duda será el que más se complicará. Todos hemos pasado, estamos pasando o pasaremos por estas etapas de madurar en nuestro interior aquella verdad de estar capacitados para crear la prosperidad que nos pertenece. Lo importante es seguir hasta llegar a la certeza de que nuestras capacidades son enormes y tan poderosas tal como el Padre nos creó.

Cuando estamos dudando de nuestras capacidades para crear nuestra solvencia económica, estamos pasando por una transición que nos hace dar muchas vueltas. Sentimos la imperiosa necesidad de confirmar nuestras posibilidades en el medio exterior, buscamos información, buscamos ayuda, buscamos oportunidades, buscamos la inspiración y la confirmación en otros ejemplos de personas que ya están donde nosotros queremos llegar. La duda nos hace tambalear y en algunas ocasiones pensamos que nuestros sueños son vanos, nos develamos, nos desesperamos y a veces nos deprimimos.

Podemos decir que este proceso es como un parto. En sus inicios casi siempre cometemos errores porque nos lanzamos en medio de la inseguridad y nos falta la suficiente fe. Muchas veces catalogamos esos errores como un fracaso muy doloroso, sin darnos cuenta de que es parte del aprendizaje que cada día nos lleva más y más cerca de donde queremos estar. Muchas veces somos muy duros con los juicios que hacemos hacia nosotros mismos.  Las personas que se dedican a apoyar a los emprendedores tienen mucho terreno conocido en este  aspecto y tanto es así, que se hace una celebración por cada fracaso, porque eso significa que cada vez se está más cerca del triunfo.

Es necesario tener mucha paciencia y mucho amor para vivir nuestras etapas de creación del dinero que necesitamos o que nos hace felices. Mientras más apoyo nos demos hacia nosotros mismos, mas fácil será atravesar la aventura del nacimiento del nuevo Ser. Un Ser que se sabe prospero sin importar lo que suceda en su exterior.

El tiempo requerido para este proceso es dependiente del tamaño de nuestro sueño y de la carga de creencias limitantes que llevemos sobre los hombros. O sea, depende de la distancia energética que nos separa desde el lugar que nos encontramos hasta el lugar donde queremos llegar. Sin embargo, para el universo no existen imposibles, solo nosotros podemos sentir que la distancia es insalvable o que necesitamos mucho tiempo lineal para llegar a cumplir nuestros sueños. Podemos completar la distancia energética que nos separa de nuestras metas, agregando esa fuerza, esa certeza y esa seguridad de que el tan anhelado sueño puede convertirse en realidad. Esta actividad no requiere tiempo, solo requiere energía.

Cuando tenemos una imagen de un sueño por alcanzar es porque ha venido desde el corazón (desde el Padre) y ha venido a nosotros porque tenemos la posibilidad real de alcanzarlo. A nadie se le impone metas que no pueda alcanzar porque esas metas son llamados del Padre que sabe que somos capaces, porque nos ha dado todos los potenciales para hacerlo. ¿De dónde crees que viene ese sueño tuyo? ¿Puedes aceptar que es un llamado que te conviene recibir?

Para facilitar todo este proceso es importante dedicarse a escuchar al corazón. Lo primero es recibir el sueño que imaginamos en paz y seguridad de que es alcanzable. Luego podemos solicitar asistencia (de todo tipo), guardar la calma y aumentar la fe. Toda la información que necesitamos está dentro de nosotros, por eso es importante descansar y comenzar a enfocar dentro de nosotros. Recibiremos muchas pistas del medio exterior, es necesario estar atentos para percibirlas.

Dios está de acuerdo con que tengamos más riqueza, eso no se puede dudar. Si ha llegado ese llamado a nuestra mente, es ideal dejarlo entrar y comenzar a unir nuestra voluntad a la voluntad del Padre. Por cierto, debe haber muy buenas razones para que esto sea así. Seguramente es importante para nosotros y para todos los que nos rodean.

Dejar de utilizar un poco el intelecto y escuchar mas al corazón ayudará. Nuestro intelecto guarda mucha información que es insuficiente en los momentos en que necesitamos subir de peldaño vibracional. Este trabajo corresponde mas a nuestras emociones, a nuestra intuición, a nuestra focalización, a nuestra fe y a nuestra creencia de un futuro mejor. El intelecto nos puede confundir y hacer que divaguemos en lo mismo de siempre porque guarda lo antiguo que ahora ya no sirve o que es más pequeño de lo que se requiere para este nuevo nivel de conciencia.

A medida que avanzamos, irá creciendo nuestra confianza.  Los primeros pasos serán suaves y dudosos, pero la sola determinación de avanzar activará la ayuda que necesitamos. Esa ayuda llegará por varias vías y tendremos que estar atentos, dejando el espacio de silencio que se requiere para escuchar.

El silencio es vital. Esto incluye cerrar los ojos y sentir, escuchar el llamado interno, recibir imágenes que se nos mostrarán, captar las señales sutiles del corazón y las que se nos mostrarán en el medio ambiente y elegir de acuerdo a lo que nos hace bien.

Patricia González
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domingo, 18 de marzo de 2012

Acostúmbrate a celebrar la abundancia


La abundancia nos rodea, otra cosa distinta es que no la podamos ver. Cuando no estamos experimentando la abundancia en nuestra vida es solo porque nuestros ojos están centrados en la escasez. Desde allí que nace la imperiosa necesidad de acostumbrase a celebrar cada signo de abundancia del que seamos conscientes durante el máximo de tiempo posible, si deseamos instalarnos en la prosperidad.

Estando sumergidos en la sensación de escasez, perdemos la visibilidad de lo que está ocurriendo a fuera, donde todo sigue funcionando como siempre. Siguen existiendo las posibilidades, pero las olvidamos y extrapolamos nuestra escasez a todo lo que nos rodea.

Para recuperar nuestro sentido de abundancia es importante recordar que nuestro mundo interior es el mundo que se manifiesta en el exterior. Estando dos personas en la misma ciudad, bajo las mismas condiciones, una de ellas puede ver oportunidades donde la otra solamente ve problemas.  Esto es así porque solo depende de lo que se esté enfocando. En realidad el mundo exterior no existe por sí solo, existe debido a lo que nosotros mismos vamos haciendo de él, porque todo lo que existe a fuera es un holograma que nosotros mismos proyectamos.

Si las circunstancias son observables de distintas maneras, podemos elegir lo que queremos ver. Si podemos elegir ver la abundancia, entonces  es solo una cuestión de práctica. Si practicamos ver mucha escasez, eso será lo que veremos. Lo mismo sucede si practicamos ver la abundancia, eso será lo que veremos.

Poseemos la capacidad para adiestrarnos y acostumbrarnos  a ver la abundancia en todo lo que nos rodea.  Celebrar cada signo de abundancia es una manera muy sencilla de comenzar a practicar. Durante un día tenemos muchas oportunidades para hacerlo, desde los eventos más pequeños hasta otros más significativos. Todos son dignos de celebración. Pero cuando no lo estamos pasando bien con nuestras finanzas, tenemos la tendencia a dejar de  celebrar. Se nos olvida que nuestros sistemas corporales siguen funcionando, que nuestras capacidades físicas e intelectuales siguen funcionado, que los sistemas económicos y sociales siguen funcionando, que nuestro sistema ecológico sigue funcionado y que todo sigue funcionando. En realidad, lo único que deja de funcionar es nuestro ánimo y nuestra entereza para salir de ese estado de no ver.

Desear querer ver la abundancia depende del nivel de merecimiento que aceptamos internamente. Dios Padre sabe que merecemos todo lo bueno, pero nosotros no siempre estamos de acuerdo con él. Un problema económico es pequeño frente a todos los potenciales con los que fuimos dotados. Podemos comenzar por celebrar esto.

Todos, sin excepción, tenemos la capacidad para enfocar lo que nos hace bien y unir nuestra voluntad a la voluntad del Padre que también desea nuestro bien. Si elevamos nuestro nivel de merecimiento tendremos mejor ánimo para aceptar mejores condiciones en general. Si orientamos nuestra visión a lo que nos hace bien, tendremos más facilidad para encaminarnos a una visión de abundancia en forma escalada. La escala no tiene fin, el fin se lo asignamos nosotros.

Si aun te sientes muy confundido y tienes dificultades para ver la abundancia, comienza por mirar el funcionamiento de todos los sistemas. Observar todo lo que está funcionando nos hace sentir con más oportunidades de colaborar. Cuando ampliamos la mirada podemos observar en qué puede consistir nuestra colaboración para que los sistemas que están funcionando lo hagan de mejor manera. Hay algo que tenemos para aportar, hay mucho que tenemos para aportar. El mundo necesita de nuestra colaboración y si lo hacemos no podremos más que ser felices. Sin duda, seremos gratificados y tendremos un buen motivo para celebrar.

Antes de integrarte a la rueda de la vida que está girando sin ti,  puedes celebrar que exista esa posibilidad y que tienes un lugar allí. Aun sin haber descubierto cuál es tu papel, ya puedes celebrar que éste existe y que espera por ti. Luego de celebrar esto, lo podrás encontrar. No lo encontrarás antes, será después de celebrar.

Patricia González
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sábado, 10 de marzo de 2012

Trayendo tus sueños de prosperidad a la realidad


Las personas que saben que pueden mejorar sus circunstancias económicas, saben que pueden hacer algo al respecto. A veces este deseo es muy débil y  se encuentra sutilmente viviendo dentro de sus corazones como un anhelo que los hace suspirar (quizás algún día). Otras personas sienten un deseo un poco más intenso y dedican cierto tiempo a analizar su situación en busca de las salidas sin haber llegado a encontrar la senda a seguir (no sé cómo). Y están las otras, las que han tomado la decisión de hacer algo al respecto y partir de una vez (sé que llegaré). Solo estas últimas verán los frutos de sus sueños en la realidad.

Cuando nos sentimos decididos a hacer cierta actividad, es porque este anhelo ha llegado al máximo nivel de energía que puede contener y debido eso se ha transformado en un gran deseo capaz de motivar lo suficiente para que la cosas se comiencen a mover y a alinear en la realidad física. Para ello es necesario que este sueño se complete con energía, que rebose de energía, que llegue a explotar en su energía. Sin este impulso los pasos a dar serán muy débiles y miedosos, si es que los llegamos a dar.

Cuando le falta energía a nuestros sueños, tendemos a pesar que nuestros impedimentos  se tratan de otra cosa. La mayoría de las veces llegamos a concluir que nos falta alguna capacidad especial, o que no tenemos los recursos o que no hemos encontrado a las personas adecuadas para ayudarnos o darnos ideas. Pero muchas veces es solo cuestión de falta de motivación por falta de energía interna. En este caso, no hemos fortalecido nuestro sueño con la suficiente energía vital que hace milagros, porque no creemos en la magia de la vida, ni en la posibilidad cierta de que nuestro sueño se convierta en realidad. En el fondo, muy en el fondo, no creemos que pueda ser verdad, aun nos queda grande esa posibilidad, dudamos de nosotros y del amor que nuestro Padre tiene por nosotros, quien nos puede dar todo lo que deseamos.

No es necesario que al iniciar el camino interior hacia nuestros sueños tengamos el camino claro. Es más, desde el lugar vibratorio de la partida no nos es posible ver con mucha certeza el camino que  deberemos recorrer para llagar a la meta. Por eso es muy importante comenzar aun sin conocerlo. Al iniciar los pasos, el camino se hará, porque “caminante no hay camino, se hace camino al andar”. Antes de dirigirnos a nuestros sueños, el camino nunca existió. Iniciamos un rumbo nuevo, abriendo el espectro y el universo se expande debido a nuestros pasos.

Cuando nos falta energía para movilizarnos por nuestros sueños, generalmente decimos que tenemos algún impedimento material. Cuando pensamos que existen los impedimentos materiales, estamos equivocados. El único impedimento es la falta de capital energético en nuestro interior, porque este capital es capaz de aportar todo lo que necesitemos. Recuerdo una clienta que me comentaba que quería hacer un centro de ayuda a la mujer, un sueño que no había podido cumplir porque no tenía un lugar físico especial para reunirse con su equipo de trabajo que ya tenía visualizado. Me explicaba  que en cuanto tuviera  el lugar físico especial iniciaría su centro de ayuda a la mujer.  Ella pudo ver que hoy podía reunir a su equipo en su casa, crear unos proyectos y programas que luego podría presentar a una empresa que tiene el lugar físico ideal para trabajar.  

No existen los impedimentos materiales cuando el espíritu está convencido de que todo es posible y Dios nos dice que todo es posible. Otra cosa es que no queramos creerlo.

Aceptar que nuestros sueños pueden convertirse en realidad es a veces una ardura tarea. Nuestro subconsciente guarda muchos “no merezco” y se hace difícil convencerlo de que la ley de atracción también funciona para atraer las cosas buenas de la vida. Muchas veces solo la utilizamos para crearnos limitaciones y atraer lo que no queremos.

Tanta es nuestra resistencia a las cosas buenas, que olvidamos todo lo que hemos creado en el pasado y que ahora ni siquiera valoramos. Hemos tenido logros increíbles que no reconocemos en absoluto, los damos por hechos sin tener clara conciencia del proceso que hemos utilizado. Siempre hicimos el camino sin saber nada de él por adelantado, solo que en ese tiempo no teníamos la carga de duda y miedo que tenemos ahora, esa es la única diferencia.

Podemos alegrarnos de que nuestro Padre nos de la posibilidad de crear lo nuevo dentro de lo que es viejo. Lo que ya no nos queda bien puede quedar atrás solo con iniciar la búsqueda y sin saber nada de nada de los pasos que deberemos realizar. Lo hemos hecho tantas veces, ¿por qué se nos olvida con tanta facilidad? ¿Cuantas vueltas tendremos que dar antes de crear el camino a nuestra prosperidad?

Patricia González
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