Cualquier ser humano que se encuentre
en un normal funcionamiento biológico podría ser capaz de sustentarse a sí
mismo con un óptimo nivel de prosperidad, sino fuera porque sus sistemas
energéticos se encuentran fuera de equilibrio.
Todos nacemos habilitados para ser
capaces de sostenernos económicamente. Sin embargo, a muchas personas se nos ha
complicado este logro en niveles que a veces alcanza la desesperación. En
alguna parte del camino, desde que somos niños hasta que llegamos a la edad
adulta, perdemos el camino, nos extraviamos y nos sumergimos en una verdadera
batalla que se libra día a día.
Extraviamos el camino en varios
aspectos y por eso se hace tan complicado volver a retomar la senda. Se desvían
nuestros conocimientos debido a toda la información que se transmite de
generación en generación al interior de la familia y la que se entrega en la
educación formal. En forma mayoritaria, ambas no están orientadas a fortalecer
o reconocer nuestras capacidades innatas para vivir en abundancia. La gran
mayoría de las veces esta información es justamente contraria a ese objetivo.
Se nos enseña, se nos muestra y se nos adiestra para ser dependientes de algo,
de una educación, de un empleador, de un trabajo cualquiera o del sistema
reinante en el momento.
También nos extraviamos al utilizar
nuestros sentidos físicos. Es difícil creer que podamos vivir en abundancia
cuando vemos que la gran mayoría de las personas en el planeta viven en pobreza
o en términos económicos muy estrechos. Vemos, escuchamos, tocamos, olfateamos
y saboreamos la escasez en muchos aspectos de forma permanente. Debido a esto
nos puede alcanzar un sentimiento de envidia o condena contra aquellas personas
que pueden escaparse de tan masiva realidad. En medio de ese escenario, a
veces, es difícil aceptar que la abundancia nos corresponde a todos.
Los conocimientos y los sentidos no
son los únicos que importan a la hora de extraviar el camino de la prosperidad.
También, y aun más importante que todo lo anterior, se encuentran las emociones que sentimos frente al tema del
dinero. El cuerpo emocional es muy poderoso y si no se encuentra alineado,
todos los demás esfuerzos resultan muy difíciles de sortear.
Estando en medio de las emociones que
comúnmente nos alcanzan cuando estamos extraviados de nuestra prosperidad, la
cordura se aleja, los pensamientos se nublan y lo que podría ser tan lógico y
matemático queda velado ante nuestra vista. Tratar de tener éxito en cualquier
actividad productiva antes de alinear las emociones resulta casi imposible.
Para alcanzar un logro en cualquier área de la vida, es necesario alinear
nuestro ser en varios aspectos y por supuesto que esto también ocurre cuando de
dinero de trata.
De la misma manera en que las
emociones son muy poderosas para echarte a perder tus planes de prosperidad,
también ellas son muy poderosas para ayudarte a crear tu prosperidad. Sin negar
que la gran mayoría de la personas almacenamos profundas emociones negativas
respecto al dinero, aun así, podemos conscientemente instalar emociones
positivas que nos ayuden a prosperar.
Si bien es cierto que trabajarlas una
a una seria bueno, no podemos desconocer que es una ardua tarea que puede
prolongarse por mucho tiempo. Lo ideal es simplemente volver a instalar y
resaltar aquellas emociones positivas que tenemos alcance de la mano y que son
muchas. Estas mismas ayudarán a remover todas aquellas emociones que se
encuentren celosamente guardadas en el interior de nuestro subconsciente y que
son opuestas a nuestros anhelos de bienestar económico
.
Observa lo que sientes cuando te
estás abrumado económicamente. Todos esos sentimientos de abatimiento no
colaboran a tu resurgir. Para que puedas
superar tus estados decaídos, tendrás que comenzar a amar el juego de ganar.
Todo se inicia a tu favor cuando dejas de sentirte triste, deprimido o
angustiado y comienzas a instalarte en la posibilidad de comenzar el juego del
otro lado.
Las emociones se pueden remover y
transmutar con trabajo, paciencia y dedicación. Tus emociones son tus aliadas
para crear lo que existe en tu vida y si no te sientes conforme con tus logros
económicos, tus emociones negativas al respecto solo te ayudan a seguir
asegurando el mismo escenario hasta que decidas cambiarlas por otras que te puedan
ayudar a salir de allí.
No podrás cambiar tus emociones de
preocupación o depresión en torno a tu situación económica si antes no cambias
las emociones que sientes al respecto. Esta perece ser la mayor trampa que
encontramos. Generalmente esperamos sentirnos mejor cuando nuestros problemas
económicos se solucionen.
Pero tus problemas económicos no se
pueden solucionar solos, ellos han sido creados por ti, por tus conocimientos,
reforzados por tus sentidos y edificados sobre las solidas emociones que has sumado
en todo el proceso.
Puedes dedicar un espacio de tu
tiempo para mirar, escuchar y sentir tus emociones al respecto y te darás
cuenta de que ellas son muy poderosas para crear ambas condiciones: escasez y
prosperidad. Entonces elige la función que quieres darle.
Patricia González.
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